Usagi no Naku Koro ni : Prólogo

Antes de nada me gustaría aclarar que ésto es solo una historia sin intenciones ofensivas, casi nada es real, y el título poco tiene que ver con la saga a la que hace referencia.



Otra vez esa familia de ricachones, llevan siempre la misma ropa de aspecto caro y con un símbolo dorado en ella y todos usan el mismo yate. Siempre he pensado que los ricos eran algo excéntricos, pero repetir lo mismo con ligeros cambios cerca de una vez al mes me parece demasiado, aunque teniendo en cuenta que en mi pueblo pasan cosas aun más extrañas no sé de que me asombro. Aun me hace gracia el día en el que una niña dijo que no hablaba sola, y que tenía una diosa al lado que podía hacerla viajar en el tiempo, que colocón debía de llevar la pobre… En fin, creo que va siendo hora de volver a casa y de contar un poco sobre mí, tengo un largo camino para hacerlo.

Para poneros en situación estamos en octubre de mil novecientos… bueno, la fecha da igual. Como se puede observar no tengo muchos amigos, se podría decir que no me entienden y por eso les doy miedo, hablo solo, soy friki, y cosas así… aunque, se podría decir que tengo un amigo, mi conejo. Estoy seguro de que alguna vez tuvo nombre pero como nunca le llamaba por el acabó quedándose en “Conejo”, aun así no se puede considerar que seamos amigos mutuos, tengo la certeza de que en el interior de esa bola de pelos blanca, suave, de orejas largas y que brinca alegremente se esconde una máquina de matar, una mala bestia que guiará a su especie hacia la dominación mundial. Bueno... eso siempre que no tengamos en cuenta que la mayoría de las conspiraciones en las que he creído han resultado ser paranoias, comprendo que nadie me crea, ¡pero lo demostraré! ¡El mundo verá que mis especulaciones son ciertas y que no estoy loco! Bueno… quizás un poco pero, ¿quién está cuerdo en un mundo donde se puede morir por la emisión de gases de un pantano cercano? Los Monty Python intentaron avisarnos en “Los caballeros de la mesa cuadrada” pero nadie les ha hecho caso. Los conejos son asesinos por naturaleza y pienso demostrarlo cueste lo que cueste.